Storytelling con Inteligencia Artificial

La Inteligencia Artificial resulta ser una amenaza para muchos, un acompañante y consejero para otros. Así es en el arte y así es, en particular, en el Storytelling.
Siempre me preguntan: —Llop, ¿de dónde te inspiras para escribir tus cuentos e historias?
—De la vida, de lo que pasa a mi al rededor, de lo que leo en los periódicos, de la realidad… aunque si me sigues, también sabes que hay presencias que me cuentan historias y yo las escribo, pero esa es otra historia.

Los Storytellers nos inspiramos de la vida, de platicar con la gente pero a veces, no hay quien nos de esa inspiración, entonces nos contagiamos de algo que llamamos el bloqueo del escritor. Malabarear ideas con alguien es crítico para cualquier Storyteller y así, llega a mi camino la Inteligencia Artificial

Mi Amiga la IA

Estoy en la sala de espera de mi dentista.
—Tardaremos unos 30 minutos más— me dice su asistente. Tomo mi teléfono y desde el What’s App, comienzo a inspirarme. Aquí la transcripción de mi conversación con Meta AI:

Es como platicar con un amigo sobre cualquier tema pero, como todo buen amigo, en ocasiones no es confiable, a veces se equivoca, de repente es arrogante, muchas más cree saberlo todo y de vez en cuando carece de contexto su respuesta al no tener todas las perspectivas de información. Sin embargo, en este caso, sus ideas son interesantes. Algunas trilladas y muy utilizadas pero una en particular atrapó mi atención. Mi primera novela, “Avisen a Berlín” aborda el tema del Alzheimer y ello me interesa para transformar a el olvido de una enfermedad a un fantasmagórico personaje obscuro que roba recuerdos y así, ligarlo a mi otro estilo de escritura: los cuentos obscuros de fantasmas (escuchar “Me lo contó la noche” en cualquier plataforma de podcast). Ahora tengo la inspiración de un personaje que, incluso, tiene un nombre interesante. Si bien este nombre existe en otras referencias, no es de importancia contundente que así se llame, pero lo adopto.


Nota: Importante es siempre, revisar las referencias de la IA. Así continuo mi conversación con mi amigo IA.

Tengo ya un fantasma y tengo también su apariencia. Tengo un descriptivo físico del personaje (curioso que hable del físico inexistente de un fantasma pero es entendible). Tengo también un propósito . Un antiheroe o un villano debe tener una razón de ser.

Mi mente de escritor comienza a llenarse de otras ideas, nuevas ideas como las que uno tiene con cualquier amigo o conocido mientras comparte una cerveza en una cantina. No existe trampa, solamente inspiración que bien podría venir de leer un libro o una revista.

Continúo mi conversación con IA porque quiero saber mas de Oblivio. ¿Dónde vive? ¿Cómo es su verdadero entorno? Como Storyteller necesito identificar en donde se mueven los personajes, es la escenografía y aquí puedo ayudarme de IA para obtener ideas.

 

¿Dónde vive un fantasma? No hay mucha inspiración aquí. Claro que un sitio sombrío y olvidado, obscuro y laberíntico. Detalles de nieblas, calles con polvo que parecen olvidados. Sin embargo, hace cuestionarme: ¿Cómo es el olvido? ¿A qué sabe? ¿A qué huele? IA me da inspiración. ¿Cómo es por dentro el palacio de Oblivio?

Con esta conversación la inspiración llegó y aquí el cuento de Oblivio que yo escribí, de mi puño y letra con la información anterior.

Oblivio, El Señor del Olvido
Por Rodrigo Llop

Llevaba mucho tiempo sufriendo por muchos pesares en su vida. Parecía que la mala fortuna lo perseguía, lo acosaba, lo acompañaba a donde fuera. Literalmente todos los días lo tomaba de la mano para darle un paseo por una obscura y terrible realidad de la que se había cansado ya. 

Su primera pérdida fueron sus padres. Una noche en Altamar, una terrible tormenta atizó su embarcación. Ellos regresaban de un largo viaje y precisaban llegar cuanto antes a casa a ver a su hijo que habían dejado durante mas de un mes con unos parientes cercanos. Sin escuchar las recomendaciones del capitán, se hicieron a la mar durante una tormenta que abrazó al barco y como si fuese un pequeño barco de baritas en una bañera, la tempestad lo crujió entre sus manos de agua, espuma y viento. Ni todo el dinero del mundo, ni toda su fortuna, fue capaz de salvarlos y pronto, la embarcación se fue al fondo del mar. En la orilla de la playa más cercana alcanzaron a encontrarse apenas algunas tablas del barco, algunas maletas y ropa, y el cuerpo del capitán, que valiente, nunca abandonó la embarcación.

Desde muy joven, tuvo que hacerse camino él solo, hacerse responsable de la casa, de las llanuras y del ganado. Administrar la fortuna. A sus escasos 15 años, ya era el señor de todo lo que sus padres dejaron.

Algunos años fueron buenos, multiplicando el patrimonio familiar, sin embargo la mala fortuna se presentó nuevamente en su casa y tocó la puerta. Una gran sequía arrasó con todo lo vivo que existía en su feudo. Las cosechas se secaron y los pastizales se incendiaron, el ganado pereció, y la tierra se cuarteó, quedando seca e inhabilitada para su uso. Nuevamente se enfrentaba a la pérdida.

Logró sobrevivir gracias a la colección de carretas que su padre había comprado durante muchos años y que estaban en uno de los establos a lo lejos de la casa principal de la finca. Comenzó así a transportar personas y pronto creó una compañía de porte y mensajería. Comenzó a transportar gente a los pueblos cercanos y en poco tiempo logró recuperar al menos una fracción de su fortuna para poder vivir bien.

En uno de esos viajes conoció al amor de su vida, una mujer hermosa de una familia medianamente acomodada, aficionada a la lectura. A escondidas, con ayuda de su abuela, devoraba libros velozmente y a la luz de una vela. Un buen día, ella decidió viajar a visitar una escuela cercana esperando poder convertirse en maestra y al menos estar un poco más cerca de los libros que tanto amaba. Él  mismo condujo la carreta esa tarde y bastó un solo trayecto para que ambos quedarán flechados y eternamente enamorados. Ese mismo año se casaron y al año siguiente, tuvieron un par de hijos.

Pero la mala fortuna no lo dejaba solo, pareciera que algo tenía contra él. Parecía que en cuanto él se levantaba, la mala fortuna lo tiraba nuevamente riéndose en su cara. Los niños enfermaron junto con otros pequeños del pueblo. Una epidemia atizaba a los más jóvenes y así, junto con otros niños del pueblo, los pequeños murieron un par de semanas después. Terror, dolor y agonía acompañaron su partida. Ella, jamás se pudo recuperar de esa caída, y un buen día, decidió terminar su vida con la navaja de afeitar de él.

Con el corazón lleno de dolor y la cabeza llena de paciencia, una noche de luna llena le preguntó a la vida: —¿Por qué te ensañas conmigo? ¿Qué hice para merecer esto? —y de rodillas pidió… —Si no me vas a llevar a mi también, al menos ayúdame a olvidar.— Y así fue.

Esa misma noche de los rayos de la luna llena, se vaporizó en su alcoba, una figura que primero, como una delicada niebla, se coló por debajo de la puerta de su habitación, y posteriormente se espesó a su lado, como una nube azul transparente desvelando la cara de un ser siniestro.

—He escuchado tus lamentos, y también tus exigencias. No te puedo llevar, porque ese es el trabajo de mi hermana La Muerte. Pero sí soy yo quien puede asistirte con ese olvido que anhelas. Soy yo Oblivio, El Señor del Olvido.

De sus vaporosos dedos emanó una niebla que fue a dar a las fosas nasales del durmiente, introduciéndose para así conceder el esperado olvido. Uno a uno fueron borrados los recuerdos que aquejaban a su corazón.

Sonriente despertó incrédulo de la realidad, pensando que el sueño había sido demasiado real pero a fin de cuentas un sueño como tantos otros. Sin embargo, su corazón había sanado en partes: no sentía el dolor, no sentía la pesadez, no sentía la angustia… el alivio comenzaba a posarse dentro. Caminó por su casa y abrió la habitación de los pequeños encontrándola vacía, sin camas, sin juguetes, sin la ropa que hasta el día anterior colgaba en su armario. No pudo recordar de quién era esa habitación que ahora estaba vacía pero tampoco le importó mucho. 

A la noche siguiente, El Señor del Olvido volvió a asistir, y como si fuese una cita siniestra, repitió el ritual. El buen hombre despertó aliviado. No recordaba a su mujer, el amor de su vida se había desvanecido. La paz lo comenzó a invadir.  El ritual se repitió olvidando poco a poco a sus padres y después, la terrible sequía que le arrebató su fortuna. Los recuerdos dolorosos se fueron poco a poco, uno a uno, hasta que solo le quedaron recuerdos hermosos. Su rutina se convirtió en trabajo y disfrute. Su vida parecía ser perfecta. La felicidad invadía su rostro. ¿Quién no querría olvidar el dolor?

Pero lo que parece ser una bendición también es una maldición. Oblivio no dejó de asistir a la siniestra cita, habían hecho un pacto. —Ayúdame a olvidar– pidió y esa era la encomienda del fantasma. Pronto, Oblivio comenzó a borrar también los recuerdos hermosos, las alegrías, las emociones y noche a noche comenzó a convertirse en un hombre gris, sin gracia, sin nada, vacío. Postrado en una cama se desvaneció sin tener el mínimo recuerdo de amor en su interior pero sobre todo sin saber quién era, que hacía o de donde venía.

Oblivio regresó a su castillo, al sitio de donde venía, más grande, más fuerte, más sabio y más poderoso. Ahora tenía en su poder otra vida de memorias de alguien que decidió olvidar.  

¿Qué tal si te lo narro con mi voz? Verás que la experiencia es fantástica.

Pero, ¿no te preguntas como es Oblivio? ¿Cómo te lo imaginaste? ¿Cómo lo ilustrarías? Resta darle un prompt a Firefly de Adobe Express con los anteriores descriptivos de la historia para ilustrar este magnífico cuento obscuro:

Oblivion: El Señor del Olvido

El castillo de Oblivion en La Ciudad del Olvido.

El interior de su palacio

Los padres mueren en una tormenta.

La mala fortuna continuó en forma de sequía.

Los pequeños mueren y son enterrados debajo de un frondoso árbol.

La madre decide desprenderse de la vida con la navaja de él.

Desde entonces, Oblivio lo visita retirando todo recuerdo que existe en su ser.

Pero eso no es todo. ¿Cómo sería el cuento anteriormente desarrollado en otras versiones? IA me ayudó con ello. Claro, aquí recibo un malogrdo poema sin rimas y sin corazón, pero lo arreglo con mi inspiración y mis oxidadas habilidades poéticas.

Oblivio, el poema.

En un mundo de pesares y dolor,
Un hombre sufrió la mala fortuna y el pavor
Perdió a sus padres en una noche de tormenta,
Y su vida se convirtió una constante lucha lenta.

Se hizo cargo de la casa y el ganado,
A sus 15 años, ya era el señor de todo.
Pero la sequía llegó sin tregua todo arrasando
y una vez más vio en su vida todo perdido.

Logró sobrevivir gracias a las carretas de su padre,
Transportando cosas, gente y equipajes.
Y comenzó una compañía de mensajería y transporte.
conociendo al amor de su vida en uno de sus viajes.

Y se casaron, teniendo dos hijos hermosos.
Pero la mala fortuna no lo dejaba solo,
Y los niños se enfermaron de una rara enfermedad.
Con dolor y agonía la muerte lo presentó a la realidad

La madre, nunca se recuperó de la pérdida
y con una navaja terminó con su vida
Y el hombre se quedó solo, con un corazón destrozado.
La historia blanca que pensaba crearía había quedado concluida.

Preguntó a la luna llena por qué la mala fortuna lo perseguía,
Y le pidió que lo ayudara a olvidar, estaba decidido.
Esa noche, una figura en su habitación se materializaría,
Y se presentó como Oblivio, el señor del olvido.

Le ofreció borrar sus recuerdos fijos,
Y el hombre aceptó, deseando olvidar.
Pero tarde se dio cuenta que de la maldición no podría escapar,
Y que no recordaba a sus padres, su mujer ni sus hijos.

Se preguntó si la bendición del olvido también era un terrible mal,
Y se sumió en la locura del olvido total.
Oblivio regresó a su reino, más poderoso que nunca,
Dejando al hombre vacío con un pie en la tumba.

Le pedí que lo transformara en un dulce cuento para niños…

y posteriormente en una versión con el estilo literario de Edgar Alan Poe

Los diálogos son complicados en las narrativas porque podrían parecer falsos. Muchas veces repetimos textos sin sentido porque no sabemos como hacer que avance la historia y permitimos que los personajes hablen sin sentido back and forth . ¿Cómo lo haría la IA? Aquí dos ejemplos. El primero con MetaIA y el segundo con ChatGPT. ¿Cuál te gusta más?:

ChatGPT: ¡Qué historia tan fascinante! El diálogo entre Oblivio y el hombre podría profundizar en los temas de memoria, dolor, identidad y la naturaleza del olvido. Aquí te dejo un ejemplo de cómo podría desarrollarse esa conversación:

Hombre: ¿Quién… quién eres? ¿Por qué vienes a mí? ¿Qué eres?

Oblivio: Soy Oblivio, el Señor del Olvido. He sentido tus suplicas, tus lamentos. Dices que deseas olvidar, que la carga de tus recuerdos te aplasta. Yo he venido a concederte ese alivio.

Hombre: ¿Alivio? ¿Borrarás mi dolor? ¿Mis pérdidas?

Oblivio: Sí. Haré desaparecer cada herida, cada sombra que te atormenta. Los recuerdos que te arañan el alma se desvanecerán como la neblina al amanecer.

Hombre: Suena… perfecto. Pero dime, ¿qué precio debo pagar?

Oblivio: El precio ya lo estás pagando, mortal. El peso de todo lo que llevas dentro te consume. Yo solo aligero tu carga.

Hombre: ¿Y qué me quedará? Si olvido mi dolor… ¿qué será de mí?

Oblivio: La paz que tanto anhelas. Una mente limpia, libre de cadenas.

Hombre: Pero… si el dolor se va, ¿qué pasará con los recuerdos buenos? Con las risas de mis hijos, la voz de mi mujer, los días felices en los que todo parecía perfecto…

Oblivio: (sonríe, con un destello siniestro en sus ojos) El olvido no distingue entre lágrimas de dolor y lágrimas de alegría. Es un océano inmenso, que lo engulle todo. ¿No es eso lo que pediste?

Hombre: Yo… yo solo quería dejar de sufrir. Quería olvidar el peso de tantas pérdidas. No sabía que también perdería lo bueno.

Oblivio: (con voz profunda) El dolor y la alegría son ramas del mismo árbol, mortal. No puedes arrancar unas sin arrancar las otras.

Hombre: ¿Entonces me convertiré en… qué? ¿Un cascarón vacío?

Oblivio: No vacío, sino libre. Sin recuerdos que te aten, sin emociones que te hieran. Serás como el viento: sin pasado, sin forma, sin nombre.

Hombre: No sé si eso es libertad o una condena peor que el dolor.

Oblivio: Tú me llamaste, y yo respondí. El pacto está sellado. Ahora, mira al horizonte, y dime: ¿qué prefieres? El fuego de los recuerdos o la fría calma de la nada.

Hombre: (titubea) Si me detengo… si dejo que todo siga como está… ¿acaso el dolor no será eterno?

Oblivio: El dolor es eterno, sí, pero también lo es el amor que lo provoca.

Hombre: (baja la cabeza, pensativo) Y si sigo contigo…

Oblivio: (interrumpe) Entonces, mortal, todo desaparecerá. Serás un hombre sin memoria, sin historia, sin raíces. Pero tranquilo: no sentirás nada. Ni dolor, ni amor.

Hombre: (mirando a Oblivio con desesperación) ¿Y tú? ¿Qué ganas con esto?

Oblivio: (ríe suavemente) Cada recuerdo que borro se convierte en parte de mí. Cada fragmento de tu vida alimenta mi poder. Yo soy el guardián de lo que tú decides olvidar.

Hombre: (con voz quebrada) Entonces, en el fondo, no me liberas… me robas.

Oblivio: (con una sonrisa helada) Llámalo como quieras, mortal. Yo solo cumplo lo que pediste.

Hombre: (gritando) ¡Detente! No quiero olvidar más. Ya no quiero ser libre de este modo.

Oblivio: (acercándose, su voz retumba como un eco) El olvido no tiene marcha atrás. Esto no es un trato que puedas romper. El vacío ya te habita.

Hombre: (sollozando) ¿Quién soy, entonces, sin mis recuerdos?

Oblivio: (susurra) Nadie. Pero también, cualquiera.

(Oblivio extiende su mano vaporosa hacia el hombre, su niebla envolviéndolo poco a poco. Mientras el hombre pierde sus últimos fragmentos de identidad, Oblivio se retira, dejando tras de sí un vacío absoluto).

Meta IA: ¡Claro! Aquí te presento un posible diálogo entre Oblivio y el personaje a quien le roba los recuerdos:

Oblivio: (apareciendo en la habitación del personaje) He escuchado tus lamentos. Quieres olvidar el dolor que te ha acompañado durante tanto tiempo.

Personaje: (desesperado) Sí, por favor. No puedo soportar más este sufrimiento. Quiero olvidar a mis padres, a mi mujer, a mis hijos... Quiero olvidar todo.

Oblivio: (sonriendo) Entiendo. El dolor puede ser abrumador. Pero debes saber que el olvido no es una solución fácil. Puede tener consecuencias impredecibles.

Personaje: (desesperado) No me importa. Solo quiero olvidar.

Oblivio: (asintiendo) Muy bien. Te ayudaré a olvidar. Pero recuerda, una vez que se pierden los recuerdos, no hay vuelta atrás.

Personaje: (aceptando) Lo entiendo.

(Oblivio comienza a robar los recuerdos del personaje, uno a uno)

Personaje: (despertando al día siguiente) ¿Qué pasó? ¿Qué recuerdos son esos que se me han ido?

Oblivio: (apareciendo de nuevo) Son los recuerdos que te he quitado. Los recuerdos que te causaban dolor.

Personaje: (confundido) Pero... pero ¿quién soy yo? ¿Qué hice?

Oblivio: (sonriendo) Eso es algo que solo tú puedes descubrir. Pero recuerda, el olvido puede ser una bendición y una maldición al mismo tiempo.

(Oblivio desaparece, dejando al personaje solo y confundido)



























 


Finalmente pensé en cómo más me podría ayudar. Uno de los grandes retos que más me cuesta trabajo en el oficio de Storyteller o de escritor es la voz de la historia. ¿Cómo es que una historia puede escucharse mejor? ¿En primera persona o tercera persona? El gran reto del escritor es quién cuenta la historia. Al capitulo tres de mis libros cambio de parecer. Esta herramienta bien puede ayudarte a cambiar la perspectiva para ver como se escucharía un texto en otra voz. Aquí Oblivio narrado por el fantasma.

Yo soy Oblivio

La oscuridad es mi hogar, y el olvido es mi don. Me llamo Oblivio, y soy el señor del olvido. Mi tarea es borrar los recuerdos dolorosos de aquellos que sufren, y llevarles un momento de paz.

Recuerdo a un hombre que vivió una vida llena de dolor y sufrimiento. Perdió a sus padres en una tormenta, y después, la sequía arrasó con su feudo. Su mujer y sus hijos murieron, y él se quedó solo, sumido en la desesperación.

Fue entonces cuando lo encontré. Estaba sentado en una habitación oscura, rodeado de recuerdos dolorosos. Lo miré a los ojos, y vi el sufrimiento que llevaba dentro. Le ofrecí mi don, el olvido, y él aceptó.

Noche tras noche, me presenté ante él, borrando sus recuerdos dolorosos. Le quité el recuerdo de sus padres, de su mujer y sus hijos. Le quité el recuerdo de su dolor y su sufrimiento.

Pero a medida que pasaban las noches, empecé a darme cuenta de que mi don no era tan benévolo como parecía. El hombre comenzó a olvidar quién era, de dónde venía y qué había hecho. Se convirtió en un hombre vacío, sin recuerdos ni emociones.

Y entonces, me di cuenta de que mi don era una maldición. Era una forma de muerte, una forma de desaparición. El hombre se había convertido en un fantasma, un ser sin memoria ni identidad.

Pero ya era demasiado tarde. Mi tarea estaba cumplida, y el hombre se había perdido en la oscuridad del olvido. Me fui, dejándolo solo en su vacío, sin saber quién era ni qué había sido. Y así, seguí mi camino, buscando a otros que necesitaran mi don, mi maldición.

Conclusión: Es muy claro que la IA es una herramienta poderosa, como lo fue en su tiempo Mosaic o Netscape (seguro ni los conociste) hoy Chrome o Safari. Como lo fue Excel o Word. ¿Crees que haya escritor que no use estas herramientas? Como lo es hoy Google. ¿Qué autor o profesionista no Googlea cosas sin fin? El producto que desarrollas con la tecnología es lo importante. la IA no es mas que otra herramienta que ayudará a los Storytellers a tener más inspiración.